MI PADRE

Su nombre fue Julio, solo Julio, aunque el solía contar que tenía otro de bautismo  nunca supimos que fuera asi.

Fue un hombre simple, pero de una grandeza sin igual. Silencioso, educado pero no instruido  cuando yo nací apenas sabía escribir, por eso muchas veces cuando escriben mi nombre,  de manera diferente a la que fui anotada, siento que es una falta de respeto a mi padre, que seguramente lo llevo escrito en un papelito al Registro Civil.
Hoy hace muchos años que murió, pero igualmente me acompaña en todos los momentos importantes de mi vida.
Mi padre vivió y murió silenciosamente, jamás insultó, ni dijo malas palabras, nos enseñó la bondad y la humildad que lo caracterizaban
En este momento quiero recordar, solo dos cosas. Una, en su Paperino, era una motito que no existe más, me llevaba al estadio de Gimnasia en el bosque para que aprendiera a nadar, simplemente se quedaba bajo un árbol sentado, mientras el profesor me enseñaba la técnica de los diferentes estilos, volvíamos en silencio y al llegar a casa me comentaba el orgullo que sentía por mis progresos. La natación es un deporte, que luego de muchos años volví a practicar y no hay día que al entrar a la pileta no lo recuerde.
La otra era una actividad que hacíamos juntos. Remábamos en El Lago del bosque, a veces iba mi hermano o una prima, pero las mejores instrucciones siento que me las dió estando solos. Sus manos era grandes y ásperas, tomaba las mías con una delicadeza imposible para esas manotas y las colocaba sobre el remo y con suaves movimientos me llevaba a introducirlo en el agua, girar hacia adelante, elevarlo fuera del agua, una y otra vez. Cuando pude manejar el movimiento, tomábamos cada uno un remo y el bote avanzaba sobre el agua, que para mi edad era de una superficie fantástica, con el tiempo y su paciencia me permitió usar los dos remos, siempre alentándome.
La natación y el remo son herencias de mi padre, que gozo, me lo recuerdan y le agradezco que me las haya mostrado

Gardenia